domingo, 19 de julio de 2015

Proyecto Emocionario

Las emociones están de moda. En una sociedad en la que pedimos al niño que no llore, castigamos por enfadarse y hay que alegrarse bajito, es un alivio que empiece a hablarse de educación emocional de verdad. 
Los Reyes Magos me trajeron este año El Emocionario. Un libro muy muy especial.
Lo he usado sobre todo con un grupo de Infantil (de tres a cinco años mezclados), pero también con un grupo de 9-11 años. El Emocionario no tiene edad aunque encontré pegas entre compañeras para usarlo con los peques.
 Acogimos una rutina en la que muchos días, en la hora del cuento, leíamos una página del Emocionario. Lo hacíamos por orden y los niños por su cuenta se aprendieron el orden y antes de empezar la emoción del día repasaban todas las anteriores. Nombrándolas de memoria mientras yo pasaba las páginas. Yo era incapaz de aprendérmelas.
Con los meses, algunos niños empezaron a pedir permiso para coger ellos solos el emocionario. Les gustaba ver los dibujos y hacer el caminito del índice. Yo siempre les dejaba, recordándoles que tenían que tener especial cuidado porque era mi libro preferido, creo que es bueno que los niños sepan de nuestro apego a los libros, más que insistir en que ellos lo tengan.
Cada vez que veíamos una emoción y hablábamos de ella ofrecía a los niños un papel para expresar libremente lo que para ellos era la Ira, la Alegría, la Vergüenza... Muchos dibujos eran de una complejidad asombrosa. Otros eran colores mezclados. Un niño solía copiar el dibujo que venía en el libro y otro nos ha pintado a la princesa Elsa expresando todas las emociones.
 Al terminar el curso les puse a cada niño todas sus emociones en este librito, con una explicación inicial para los padres. Muchos dibujos llevaban anotaciones mías que eran la explicación que algunos niños daban al terminar el dibujo.
 Ha sido absolutamente constructivo. Los niños se sorprendían al descubrir que estaba permitido sentir odio, si, por una persona grande también, que la ira se puede controlar para no sentirnos mal mucho tiempo. También aprendimos que lo que sentíamos por el padre de María, que es muy grande, no es miedo, sino vergüenza. Que la felicidad es una tarta de cumpleaños o la idea de vernos jugando con nuestra hermanita que está a punto de nacer.
 En la página de la editorial vienen un montón de fichas para hacer, clasificadas por emociones. Usé algunas con los mayores, quitando actividades y quedándome sólo con las que me interesaban. Con ellos también fue muy divertido jugar a la oca de las emociones (usando como tablero el índice del libro). Cada vez que caíamos en una, la representábamos. Al principio costaba, pero en unos días perdíamos la "vergüenza".
 ¿Y vosotros? ¿Qué habéis hecho con el Emocionario?

PD: Y sobre Emociones tenemos ahora en cartelera "Del revés". Yo la vi el viernes y me gustó mucho. Los creadores han sido unos genios. Una peli para todos. Los niños entenderán hasta donde puedan y los adultos también.

 


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